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Madrid 1 de febrero de 2006

Saludos a todos

Supongo que a estas alturas casi todos sabréis que anteayer la esperada reanudación del juicio se saldó, una vez más, con una nueva suspensión, esta vez hasta el día 13 de febrero. ¿Las razones? Pues las mismas de la última vez: los abogados de la defensa han vuelto a pedir mas tiempo porque al parecer no han podido ni siquiera escanear esos documentos de los que hablé en mi carta llamada El primer punto de giro, y eso que según afirmaron reiteradamente han hecho un gran esfuerzo por ponerse al día, habiéndose incluso privado en el periodo navideño de un "justo y merecido descanso con sus seres queridos", etc, etc. (...)

En fin, la misma monserga de siempre, pero con un tono cada vez menos arrogante y agresivo, aunque mas plañidero y cursi (no sé cual de esos registros soporto menos). Sus argumentaciones son -cada día estoy más convencido de ello- meras estratagemas para dilatar el juicio. Estoy seguro de que no tienen ninguna esperanza en encontrar en esas diligencias que reclaman nada que sirva de descargo para sus defendidos, aunque tal vez sí sueñen con hallar algo que les permita hacer una nueva intentona de anular el proceso, o al menos de volver a interrumpirlo. Los jueces, después de oír sus reclamaciones y de escuchar la muy sensata intervención del fiscal que pedía que no se interrumpiera de nuevo la vista, se retiraron a deliberar, tras lo cual decidieron darles un último plazo (eso afirmaron en su resolución) de quince días para que hicieran los deberes. No tengo ni idea de si esta decisión es acertada o no, pero aunque a mis amigos les fastidió bastante supongo que el tribunal lo que quiere es prevenir en la medida de lo posible futuras impugnaciones, y tal vez su decisión haya sido acertada. La verdad es que no lo sé, éste es un juego de tira y afloja en el que seguro que no es fácil saber cuando hay que aflojar para luego poder tirar con más fuerza.

En cualquier caso lo que sí quedó claro el lunes es que la amenaza de los abogados de no volver a la sala, expresada de manera reiterada y terminante hace quince días, ha quedado en agua de borrajas. Seguramente ellos dirán que no la han cumplido porque al final se les ha concedido más tiempo, pero para cualquiera que estuviera en la sala anteayer era evidente que la actitud de las defensas había cambiado mucho desde la ultima sesión, pues lejos de mostrarse desafiantes se esforzaban por resultar correctos e incluso educados. Tal vez me equivoque pero creo si el día 13, tras la previsible demanda de una nueva suspensión, la presidenta de la sala cumple su promesa de no concederla y reanuda la vista, los letrados de la defensa van a tener que hacerse a la idea de que por ese camino no van a conseguir parar el juicio y tendrán que probar otra estrategia. Ya veremos

Esto es básicamente lo que se puede contar de lo sucedido oficialmente el lunes en el juicio, y algo parecido es lo que habréis podido leer en la prensa, pero como ya sabéis a mí me interesa igualmente lo que ocurre "entre bastidores", y creo que a vosotros también. Por eso os voy a contar un par de cosas que me parecieron dignas de compartir con mi público.

La primera es que el lunes, por primera vez desde que se inició este proceso, había más gente entre el público apoyando al equipo local que al visitante. Conté un par de veces para estar seguro y esto es lo que reflejaba el marcador: ganábamos 15 a 10. Por supuesto entre los nuestros no cuento ni a los policías de la sala ni a los escoltas que desgraciadamente uno de los nuestros se ve obligado a llevar, y entre los suyos no cuento ni a los 56 encausados ni a sus observadores. Con esto quiero decir que aunque entre el público fuéramos más, en la calle y en el vestíbulo ellos siguen siendo mucho más numerosos. Aún así me parece una buena noticia. Desde hace algún tiempo el número de hinchas del equipo visitante no deja de bajar, y a pesar de lo que yo auguraba en una carta anterior, ni siquiera en un momento tan señalado como la comparecencia de Xabier Alegría, principal imputado del caso como ya sabéis, han aparecido más que esos diez que mencionaba. Tal vez sea porque sospechaban que el juicio se iba a suspender otra vez, pero no creo que pudieran tener certeza absoluta.

Soy consciente de que en el País Vasco los abertzales consiguen montar actos multitudinarios un día sí y otro también, pero el que no traigan demasiada gente a la Audiencia Nacional puede querer decir que empiezan a considerarlo inútil, ya que la estrategia de convertir la sala en un circo no les está saliendo. La escenografía cada vez se parece menos a esa que sin duda pretendían construir: un solitario tribunal de excepción juzgando a un montón de ciudadanos que cuentan en la sala con el apoyo de un numeroso y fervoroso público, mientras unos cuantos policías vigilan a unos y otros temiendo la posibilidad de que las masas se solivianten. Pues no, si los primeros días esa podía ser la imagen, últimamente no lo es, y el lunes lo fue menos que nunca. Si yo fuera uno de los acusados creo que empezaría a pensar algo parecido a esto: Sí, vale, cuando vuelvo a casa el fin de semana me homenajean, la gente sale a manifestarse en mi apoyo, Garaikoetxea se fotografía con los nuestros y tal, pero en la Audiencia cada vez estamos más solos, y esos malditos españoles del público cada vez son más.

Porque esa es la otra, no solo ellos son cada vez menos, sino que nosotros somos cada vez más. Y los responsables de que eso sea así tienen nombre y apellidos (que por supuesto no voy a dar aquí) y son esas 5 o 6 personas que desde el primer día acuden al juicio sin desanimarse nunca, y que están empezando a contagiar su fe y su coraje a otros.Yo desde luego no me incluyo entre esas 5 o 6 personas, pero tal vez sí haya sido el primer contagiado, algo así como el paciente cero de lo que espero sea una verdadera epidemia. El lunes como digo éramos 15, pues aparte de esos cinco o seis fijos había un par de miembros de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, una maestra que viene bastante últimamente, una chica que trabaja también en esto del cine y que está empezando a acudir regularmente, un médico (neumólogo y fumador para más señas) que he conocido por mis cartas, y otras gentes de las que no sé mucho, salvo que una era una monja argentina... (soy el primer sorprendido). Pues eso, que esto poco a poco se va pareciendo a lo que debería ser.

La otra cosa curiosa que quería contaros sucedió a la salida. Vamos a ver cómo os lo explico sin mencionar y nombres que no debo. Resulta que cuando se suspendió la vista salimos a la calle unos y otros y allí nos paramos juntos, pero no revueltos, encendiendo nuestros cigarrillos y comentando lo sucedido. En esto que uno de los imputados, con su camiseta reglamentaria y todo, se acerca a uno de los nuestros, alguien con una víctima mortal de ETA entre sus familiares más cercanos, y comienza a hablarle. De entrada esto es algo completamente insólito, pues como ya os imagináis no nos damos ni los buenos días. Pero lo que es de traca es lo que el susodicho individuo le dice a nuestro amigo. Más o menos fue así:

IMPUTADO
(Sonriente)
Hola, ¿Tú eres Fulanito, no? Creo que conoces a mi hermana

VÍCTIMA
(Ojoplático)
¿... Qué?

IMPUTADO
(Sin dejar de sonreír)
Sí hombre, mi hermana, Fulanita de Tal

El nombre que dice es el de una mujer bastante conocida y sin ninguna relación con el mundo abertzale, más bien al contrario.

VÍCTIMA
(Anonadado)
¿...Quieeén?

IMPUTADO
(Didáctico)
Fu-la-ni-ta de Tal

VÍCTIMA
(No se lo puede creer)
Pues no, no la conozco.

IMPUTADO
Sí hombre, si ha escrito un libro sobre...

Y menciona el nombre de ese pariente asesinado por ETA

VÍCTIMA
(Cada vez entiende menos)
No sé nada de ese libro, pero me informaré

IMPUTADO
Ah, vale, pues hasta luego.

Y se marcha. Uno ha visto muchas cosas absurdas en la vida, pero como ésta pocas. Solo recuerdo una que se le pueda comparar y sucedió hace bastantes años. Estábamos mi mujer y yo con dos de nuestros sobrinos a la puerta de un cine, cuando de pronto se para un BMW blanco junto a nosotros, se baja una señora con abrigo de piel, se acerca y nos dice:

- Oye, perdona, esta película que ponen aquí, Robinson Crusoe, ¿de qué va?

Juro que es cierto y tengo testigos. Pues esto del lunes fue parecido. He investigado un poco y no he encontrado ninguna referencia acerca del libro del que hablaba el individuo aquel, y aunque desde luego cabe la posibilidad de que no este editado aún, lo más probable es que fuera una invención delirante (otra) de su mente abertzale. Pero aunque fuera cierto ¿qué esperaba que sucediera? ¿Que en vista de que sonreía y de que a lo mejor nuestro amigo conociera a su hermana, éste le dijera algo así como: hombre, los tuyos han matado a una de las personas más importantes de mi vida, pero si eres hermano de Fulanita, venga esos cinco? ¿Nos han tomado por completos imbéciles? ¿Es que su delirio les ha hecho olvidar realmente el valor de la vida humana? En fin, que le he dado muchas vueltas al asunto y sólo encuentro dos explicaciones plausibles: o ese tipo sólo quería provocarnos, cosa que no consiguió, o la simpleza (y perversidad) de este personaje para entender la relaciones humanas está a la altura de la simpleza (y perversidad) del pensamiento nacionalista para entender las relaciones sociales.

Después de reírnos un rato con lo sucedido, los hinchas del equipo local nos despedimos hasta el lunes 13, a ver si entonces hay más suerte y por fin el juicio se reanuda. Pero para que Ilsa no pensara que el largo viaje desde Bilbao había sido en vano, fue invitada a cenar, junto con la estudiante, a Chez Renault. Pasamos una velada de lo más agradable, Madame Renault nos dio unos estupendos huevos fritos con garbanzos encebollados, y yo aporté un arroz con leche cubierto de azúcar quemada (para lucir el quemador que me han traído los Reyes Magos) que tampoco estaba mal.

Cuento esto porque en aquella situación de relajo Ilsa dijo algo que me dejó helado, pero que no puedo compartirlo con vosotros con detalle. Muy por encima la cosa fue así: yo estaba diciendo no sé qué cuando ella me interrumpió (como acostumbra) y dejó caer, sin darle más importancia, que por razones de seguridad ella hacía determinada cosa y por tanto sabía que lo que yo decía no podía ser. Eso que dijo que hacía era algo tan increíble que durante un rato pensé que me estaba tomando el pelo, pero la estudiante me miró muy seria y me dijo que no se estaba riendo de mí, que era cierto. Da igual de qué se trate, pero otra vez tuve esa sensación de la que ya hablé de las dimensiones paralelas: junto a nosotros vive gente que habita otra realidad que no podemos ni imaginar, tanto es así que muchos niegan que exista esa otra realidad, y afirman que esos que dicen estar amenazados son unos exagerados, que no hay para tanto, que en el País Vasco se vive estupendamente, etc... Y un cuerno, esas cosas pasan, y los que habitan desconocidas y terribles dimensiones están entre nosotros. A ver si al final la revista Más Allá y el News of the World van a tener razón.

Pues nada, mientras esto se reanuda, visiten nuestro bar (y lean en el blog las copipastillas, que tengo preparada una muy potente)

Abrazos y besos según corresponda.


Renault

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