lunes

Leído y escuchado

Madrid 18 de febrero de 2007

Saludos a todos


Como supongo sabréis por la prensa la vista oral del 18/98 está a punto de acabar, y de hecho es muy posible que la última sesión sea la de este lunes día 19. Probablemente también hayáis oído que el fiscal ya ha leído sus conclusiones y que ha solicitado penas sensiblemente inferiores a las que en un principio pedía. Por eso lo que ahora vengo a contaros –lo sucedido entre mi última crónica y esas conclusiones del fiscal del día 6 de febrero- difícilmente puede calificarse de “última hora”, aunque sí de “exclusiva” porque hasta donde yo sé ningún medio de comunicación ha publicado nada al respecto (...)


En mi carta del 8 de enero os informaba de que en vista de que las defensas habían renunciado a su prueba pericial se iba a dar paso a la fase de prueba documental, y así se hizo el lunes día 15. Desgraciadamente no puede acudir ni ese día ni el siguiente, y es una pena porque tengo entendido que esos días entre otros documentos se dio lectura a las declaraciones (no sé si policiales, judiciales o ambas) de Mikel Egibar, uno de los acusados, y creo que no tenían desperdicio. Pero bueno, otra cosa más que ni vosotros ni yo sabremos de este proceso.

El día 17 sí que asistí al juicio y estuve toda la mañana escuchando al secretario judicial y a un hasta ahora desconocido funcionario que se turnaban para leer un documento tras otro. Para alguien del público como yo -y tal vez también para los acusados-, era difícil saber con exactitud cuáles eran los documentos que leían pues normalmente los identificaban únicamente con las referencias con las que están incluidos en el sumario y claro, a mi eso no me sirve de mucho. De todas formas por el contenido de dichos documentos parecía que todos pertenecían a la pieza relativa a la Fundación Zumalabe, la desobediencia civil y el proyecto Piztudel que ya hablé aquí. Fue muy ilustrativo y si pudiera colgaría íntegros esos documentos, pero os tendréis que conformar con unas pocas citas sueltas que recogí con toda la precisión que me fue posible dado que no sé taquigrafía.

En un documento que creo que se llamaba “¿Qué es Piztu?” se hablaba de cosas como “subvertir los moldes del estado”, “ir haciendo país antes de conseguir los objetivos estratégicos”, “crear zonas liberadas”, obligar a las instituciones a “gobernar bajo presión”, “forzar colectivamente la independencia y el socialismo”, “forzar la insumisión” y “crear espíritu ilegal”. Ya digo que yo no soy abogado pero como que me suena que incitar a desobedecer las leyes es delito, pero igual estoy equivocado. Es posible también que alguno piense que vale, que se está llamando a la rebelión contra la ley, pero de una manera pacífica.... ¿y?

Si por ejemplo yo desde este blog hago un pacífico llamamiento a no pagar el impuesto sobre la renta, a no respetar las normas de circulación o a hacer caso omiso de las resoluciones judiciales ¿no estoy incurriendo en ningún delito? ¿Y si en lugar de un particular diciendo tonterías fuera la muy pacífica Fundación Rudolf Hess la que en un documento llamara a subvertir los moldes del estado, ir haciendo país antes de conseguir los objetivos estratégicos, crear zonas liberadas, obligar a las instituciones a gobernar bajo presión, forzar colectivamente la independencia y el nacionalsocialismo, forzar la insumisión y crear espíritu ilegal? ¿Tampoco sería delito?

De todas formas la cándida hipótesis del pacifismo que supuestamente hay detrás de “Piztu” y de la Fundación Zumalabe no sobrevive a la lectura de sus propios documentos. Un poco más adelante en el citado “¿Qué es Piztu?” se habla de la “desobediencia sin descartar otras formas de lucha de masas”. ¿No se estarán refiriendo a la violencia callejera de los chicos de Jarrai, verdad? Y por cierto, algo después vuelve a dejar claro que la estrategia de la izquierda abertzale siempre pasa por estar en misa y repicando, pues a la vez que las masas subvierten los moldes del estado también deben “apoyar las propuestas progresistas que se realicen en las instituciones

En cualquier caso nos quedaríamos cortos si únicamente relacionáramos la acción supuestamente no violenta del proyecto de desobediencia civil de la Fundación Zumalabe con las muy violentas acciones de Jarrai. En el siguiente documento al que se dio lectura se empezaba hablando de la desobediencia y la insumisión, de acciones que abarcaban “del boicot a la no colaboración”, se proponía “crear moda” con estos asuntos, se decía que “Piztu” incluía “actos ilegales” aunque la mayoría no lo fueran, pero dónde por fin se quitaban la careta y mostraban en nombre de quién estaban hablando era en las siguientes frases: “...si hemos sido capaces de desbordar al estado con la acción guerrillera armada...” o “...tenemos fuerza con la lucha armada...” ¿Alguien tiene alguna duda de a quiénes incluye esa primera persona del plural? Hay que joderse con estos discípulos de Gandhi y Luther King.

Del resto de los documentos que se leyeron relativos a “Piztu” y la fundación Zumalabe (tres más creo recordar), lo más destacable era el grado de evidencia con el que se mostraba el carácter nacionalsocialista del proyecto abertzale para el País Vasco. No quedaba un aspecto de la vida social en el que no dejaran claro cuál debía ser la actitud de un buen vasco (“buen vizcaíno” decía Sabino Arana en textos similares). Desde disfrazarse de olentzero en navidad hasta mandar a los hijos a la ikastola, aunque para ello hubiera que “hablar una a una con cada madre para que sus hijos estudiaran en euskara”. De “lograr que descienda la audiencia de televisión” hasta alcanzar un “pacto nacional sobre los fast food” o “crear un desprestigio social de los hiper”. Todo debe hacerse conforme a las directrices del partido, y para ello convendría tener “en cada calle la figura del portero desobediente, portavoz o pregonero de EH" es decir, Euskal Herritarrok, o sea Batasuna. ¿Alguien recuerda qué nombre recibía en los años treinta la figura del portero que actuaba de portavoz y espía del Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes? Maldita memoria, a mí se me ha olvidado...

Hablando de memoria, acabo de recordar que hace meses leí en Gara un artículo titulado “Por los pelos” en el que se cuestionaba la conveniencia de que las mujeres se depilaran las piernas, las axilas o el bigote, aunque creo que oficialmente esa reflexión no estaba encuadrada en el proyecto de desobediencia civil de la Fundación Zumalabe.

El lunes 22 de enero muchos de los documentos que se leyeron hacían relación a la pieza Xaki, esto es, el aparto internacional. Reconozco que de todo el proceso éste fue uno de los días en los que salí más desmoralizado porque era desolador escuchar con sus propias palabras la crónica de los innumerables encuentros que los abertzales han mantenido con gentes de todo el mundo. En sus textos los muchachos de Xaki hacían un repaso de sus contactos con responsables de partidos políticos -cuando no de gobiernos- de Cuba, Venezuela, Méjico, República Dominicana o Argentina. De ésta última mencionaban que un “sector del justicialismo teme enfrentarse a los menemistas por culpa de ellos”, de Cuba hablaban de una semana organizada por Askapena, de Venezuela se referían a unas jornadas o algo así llamadas “Informando sobre la desinformación” con Pepe Rei de estrella invitada... Dios mío, si la gente de esos lugares supiera cómo se las gastan y sobre todo cómo viven los “desheredados de Euskal Herria” se les iban a quitar las ganas de hermanarse con ellos pero rápido.

Pero la cosa no se limitaba a Hispanoamérica, que va, la lista de reuniones y charletas varias que habían mantenido en Europa era interminable. Desgraciadamente eran tantas y tan diversas –periodistas, políticos, grupos varios- que cuando yo estaba tomando nota de lo que se decía acerca de una, el secretario judicial ya estaba leyendo sobre otra y apenas pude dejar constancia en mis apuntes de casi nada.

De todas formas no en todos los encuentros que habían mantenido en Europa habían logrado el resultado apetecido, gracias a Dios. Por ejemplo decían que un grupo de ecologistas europeos (quizás el grupo de ecologistas del parlamento, no estoy seguro) se habían negado a recibirles mientras no condenaran la violencia, y tampoco habían querido saber nada de ellos los de Le Monde Dimplomatique (¡Qué tiempos!) Con otros en cambio tenían más éxito como con un diputado de la Martinica a quien calificaban de “muy agradable” o con el director de Le monde (sin Diplomatique) que se comprometía a un editorial en su periódico si ellos escribían a favor del diálogo (en este trato había mezclado también algo muy oscuro referido a una información para un libro sobre el GAL, Mitterrand y no se qué más, pero no me quedó claro). Mención especial merece un político portugués que al parecer había sido candidato a la alcaldía de Lisboa y cuyo nombre no me dio tiempo a anotar –y bien que lo siento-, del que decían que “tras lo de Blanco –se refieren al secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco- hizo un artículo muy majo defendiendo los derechos de Euskal Herria”.

Sobre si alcanzaron su objetivo de “abrir una fisura en la socialdemocracia” os dejo que lo juzguéis vosotros mismos.

No pude volver a la sala hasta el siguiente lunes, día 29, en el que seguían leyendo documentos, la mayoría cartas de alguien de ETA (creo) a Eneko (presuntamente Joxe Mari Olarra). Quizás os parezca raro ese “creo” entre paréntesis que he escrito, pero ya digo que el secretario solo identificaba los documentos por la referencia al lugar que tienen asignado en el sumario y no daba explicaciones sobre dónde, cómo y a quién se le habían intervenido. En cualquier caso no deja de parecerme significativo el que muchas veces fuera difícil saber si determinado texto lo había escrito un jefe de ETA militar o un miembro de alguno de los organismos que aquí se juzgan, y de hecho buena parte de las veces yo llegaba a una conclusión u otra por el contexto, no por lo que el documento decía en sí. Lo que estaba claro era a quién se dirigían esas cartas, pues todas ellas empezaban por “Hola Eneko”.

En una de ellas se decía que había que pedir dinero a los deportistas vascos, pero que fuera una cosa “simpática y hasta divertida, en plan majo, sin amenazas” y un poco más adelante en esa misma misiva el autor se quejaba de que el AVE y el TGV no sirvieran para “estructurar espacios pequeños, sino sólo para unirnos a grandes capitales” y que por tanto había que “contactar con las asociaciones que han surgido”. En otra hablando del pantano de Itoiz se decía que “había que aprovechar la experiencia de Lurraldea”, que tenían que “utilizar la lucha de masas” y también “el frente institucional”. En algunas había referencias a cuestiones económicas del tipo “tenemos una deuda con vosotros de dos kilos” o “tu decidirás” refiriéndose al fin que el tal Eneko había de dar a un dinero que le envíaban , comentarios sobre temas generales de estrategia tales como “la clave de nuestra victoria es el trabajo silencioso” o “la izquierda abertzale tiene que incorporar todas las formas de lucha”. Por cierto que no faltaban momentos en los que el comunicante pasaba a mayores. En un fragmento en el que se refería a una campaña de atentados en verano utilizaba un símil musical y decía que había que “dar algunos acordes, preparar un buen verano, pero no dar un gran concierto”, en otro proponía “darle una paliza al concejal del PSOE” del pueblo de no se qué preso, y en un tercero se preguntaba “¿Tendremos que ocuparnos de Calleja?” (me supongo que hablaba del periodista José Maria Calleja).

Ese día 29, después de las cartas a Eneko, se leyeron otros documentos, también cartas la mayoría, y en una de ellas (creo que del año 93) se abogaba por “crear una corriente a favor de la paz a escala internacional” No sé quien escribió esto ni a quién se lo decía, pero se me ocurren muchos nombres de gentes que trece años después parecen haber seguido el consejo, y no todos pertenecen a la izquierda abertzale.

El día 5 de febrero volví a la sala y ya habían terminado con la lectura de documentos y se iba a proceder a realizar la audición de las conversaciones telefónicas intervenidas. Como no podía ser menos dos de los pocos abogados defensores presentes, Zigor Reizabal y José María Elosua, intentaron impedir que se realizara dicha audición, pero no tuvieron ningún éxito.

Esto de escuchar conversaciones intervenidas era nuevo para mí,
como tantas otras cosas, y he de reconocer que en ocasiones mientras las oía me sentía un poquito incómodo. Me explico: los cortes de audio que se reprodujeron abarcaban una determinada conversación desde que empezaba hasta que acababa, y a veces –pocas, la verdad, y sobre todo cuando eran mujeres las que hablaban- el dialogo se alejaba de los temas relevantes para este caso y pasaba a otros más personales y absolutamente irrelevantes en todos los sentidos. Nada especial, no vayáis a pensar, solo las típicas bromitas que se hacen por teléfono dos amigas que hablan pensando que nadie les escucha, pero lo suficiente para que yo me sintiera molesto en ese papel de cotilla que no me va nada. Supongo que era necesario escuchar las grabaciones íntegras, entre otras cosas para garantizar a los acusados que esas conversaciones no habían sido manipuladas, pero no dejaba de ser raro estar oyendo en una sala llena de gente determinadas cosas dichas en la intimidad y que a nadie importaban. Yo por mi parte juro a quien quiera creerme que desconectaba en cuanto la conversación derivaba por esos derroteros y no volvía a prestar atención hasta que me parecía que se regresaba al tema que me interesa.

Durante ese día 5 y también durante la mañana del 6 se escucharon unas cuantas conversaciones, muchas en realidad. Algunas de ellas recordaban a esa secuencia de “Una terapia peligrosa” en la que el personaje Robert de Niro hablaba con uno de sus lugartenientes mafiosos sospechando que le están oyendo los del FBI y se hacían un lío con el “primer asunto” y el “segundo asunto” Aquí se escucharon cosas como “tengo que darte eso, de lo que estuvimos hablando” “te dejo eso a tu nombre”, “¿recibiste eso?” (aunque en este caso el interlocutor estropea el misterio diciendo “no tengo la cuenta para ingresarlo”) o este fragmento que está muy logrado: “Lo de las mensualidades... por teléfono no te voy a decir... En el sitio de la última vez, lo del 97, lo que hicimos ¿me entiendes?” y al final el otro le responde “No”. Teniendo en cuenta que por ejemplo el individuo que habla en este último caso regenta un teóricamente honrado negocio de bacalao la cosa es un poco extraña, me parece a mí.

De todas formas la mayoría de las grabaciones a lo que se parecían más era a ese otro diálogo que obsesionaba al detective que encarnaba Gene Hackman en "La Conversación". Quiero decir con esto que sin saber quiénes hablaban y cuál era el contexto del dialogo, las palabras que allí se decían parecían no tener la menor importancia, al menos en la mayoría de las grabaciones que yo oí. Pero claro, no es así, porque por ejemplo una conversación anodina entre una persona que habla en nombre de una empresa pesquera y un empleado de una sucursal bancaria puede ser una prueba concluyente en este caso, si esa persona no es uno de los representantes legales de dicha empresa sino un miembro de KAS teóricamente ajeno a ella, pero que por lo que se ve es quien realmente corta el bacalao, nunca mejor dicho. La verdad es que si el caso de esa empresa dedicada al comercio de bacalao - llamada primero Gadusmar y luego Itxas Izarra- estaba poco claro, lo de las conversaciones telefónicas lo han dejado cristalino. En una de ellas Juan Pablo Diéguez, el administrador de la empresa, le dice a uno del banco: “la cuestión económica la lleva Txente o Andoni, yo la comercial” Txente es Vicente Askasibar, responsable de finanzas de KAS, y no es la única conversación en la que se dicen cosas parecidas. A pesar de ello aún hoy sus abogados insisten en que no tiene nada que ver con Gadusmar.

En medio de esas audiciones en las que sobre todo se escuchaba a gente hablar en nombre de organizaciones con las que teóricamente no tenían nada que ver, el ya citado Elosua hizo una protesta que merece la pena mencionarse. El tal Elosua es un tipo que se le nota que está encantado de conocerse a sí mismo –a mi quizás me ocurre lo mismo, pero lo disimulo mucho mejor- e hizo un descubrimiento sobre la marcha que sin duda juzgo de una sagacidad tal que merecía ponerse en conocimiento de la sala. Resulta que en un grabación se escuchaba, antes de que la conversación propiamente dicha empezara, la risa muy reconocible de una de las acusadas que no era quien hacía la llamada. Esto hizo que en la mollera del abogado se hiciera la luz y protestó porque, según él y sólo él había advertido, no era la primera vez que se escuchaban ese tipo de cosas en las grabaciones, y eso parecía indicar que estás habían sido realizadas por otro medio diferente al de la intervención telefónica (¿micrófonos en las habitaciones tal vez?)

Pero hombre de Dios, cualquiera que tenga algo de sentido común, o que haya visto alguna película como la ya citada “La conversación”, sabe que desde el mismo momento en que el auricular del teléfono intervenido se descuelga éste actúa como un micrófono y vía línea telefónica todo lo que recoge les llega a quienes lo tienen intervenido. ¿Por qué cree si no que en todas las conversaciones al principio, aparte de esos ruidos y risas, se escuchaban los tonos del marcado? Pero bueno, él se quedó muy contento con su ocurrencia y a no ser que lea este blog (todo puede ser) seguirá con la ilusión de haber descubierto un nuevo caso de escuchas ilegales.

Bueno, son las tantas de la madrugada, ya estoy muy cansado y esto más o menos es lo que yo he visto en la ya concluida fase de prueba documental. Mi próxima crónica recogerá lo sucedido durante la lectura de las conclusiones del fiscal y de las defensas, y también lo que pase a partir de mañana, que creo que será poco. Con toda seguridad esa será una de las ultimas cartas mías que recibáis hablándoos de este largo proceso. Ánimo, ya queda poco.

Un abrazo

Renault

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