No a la Paz
Madrid 19 de junio de 2006
Saludos a todos
Como eslogan este No a la Paz que os propongo cumple con los estándares de infantil rotundidad y extrema simplificación exigibles en estos casos –exactamente igual que el famoso No a la Guerra- pero tiene algunas características que lo diferencian de ese y de otros eslóganes similares. Detrás de un No a la Paz uno no puede esconderse después de haber tranquilizado la conciencia, no sirve como gratuita contraseña para ingresar en el bando de los buenos, y crea una enorme incomodidad en quien lo escucha y no digamos ya en quien lo enuncia (...)
Y lo mejor de todo: No a la Paz es un eslogan casi mágico pues el que pronuncia esas palabras ve ipso facto cumplidos sus deseos de que no le dejen en paz y tiene que explicar inmediatamente qué es lo que quiere decir. Y a eso voy.
Yo creo que a quienes creen que siempre es posible la paz, a quienes la consideran como una especie de diosa a la que todo se debe sacrificar, lo que les ocurre es que no tienen el valor suficiente para aceptar que en la vida hay cosas por las que es preciso luchar. Porque paz puede significar ausencia de guerra, algo desde luego deseable, pero dado que aquí no ha habido ninguna guerra más bien parece que su significado es abandono de la lucha, de la lucha por la verdad y la justicia que es la única lucha que hemos mantenido (excepción hecha del triste episodio de los GAL montado por otro gobierno socialista).
Podría pensarse también que algunas de esas personas que idolatran la paz pecan de ignorancia y desconocen estas verdades de perogrullo, pero yo pienso que la gente es menos tonta de lo que parece y mucho más cobarde de lo que aparenta. ¿Acaso no era el valor más que la información lo que les faltaba a esas democracias de los años treinta que se empeñaban en el No a la Guerra con Hitler? ¿No es cobardía lo que empuja a muchos a pasar por alto injusticias y crímenes cuya existencia conocen perfectamente para preservar la paz política, social o familiar?
No sé, tal vez esa actitud de todo por la paz sea aceptable en las abuelitas que de cara a sus nietos cumplen con el amable papel que al final de sus vidas les toca representar, sabiendo eso sí que ya habrá quien se ocupe de la ingrata tarea de imponer la justicia, pero es una actitud inadmisible en un político, en un gobernante o en un juez (salvo que sea un juez de paz). A todos ellos cabe exigirles el coraje suficiente para asumir que nada garantiza que logremos la paz por mucho empeño que pongamos en conseguirla, porque la paz puede ser como mucho y con suerte la consecuencia del triunfo de la justicia, y aún así siempre será efímera porque vida y paz eterna son términos antónimos.
Pero no son sólo las ansias infinitas de paz las que han hecho que se abandone la lucha por la justicia, sino que en mi opinión cada vez está más claro que estamos bajo los efectos de eso que se llama el miedo a ganar. Tenemos, o teníamos, la victoria judicial al alcance de la mano, victoria que hubiera supuesto mandar a los asesinos y a todos sus cómplices a donde les corresponde, que en cualquier estado de derecho es la cárcel, y eso al parecer da miedo porque una cosa es encarcelar a los directivos de Afinsa, y otra a la cúpula de Batasuna.
Además eso también significaría que los tribunales dejaran definitivamente claro lo que históricamente se ha dicho desde las filas constitucionalistas: que ellos eran los criminales y nosotros los justos, y eso no acabamos de creérnoslo porque aceptar ese papel -el de los justos- supone una responsabilidad que al parecer mucha gente en este país no quiere asumir. Es mucho más cómodo aborregarse en el rebaño de los buenos que militar en las filas de los justos, entre otras cosas porque siendo bueno uno no puede equivocarse pero intentando ser justo sí. Lo mejor según nuestros actuales gobernantes es desdibujar cuanto más mejor la línea que ha separado a unos y a otros a ver si todos cabemos en el redil de la bondad, porque al fin y al cabo nadie es realmente malo, y si no hay verdaderos villanos, ¿qué necesidad hay de comportarse como un héroe?
Me temo sin embargo que la realidad es otra, la cruda realidad es que siempre ha habido y siempre habrá criminales, mala gente con la que es estúpido, suicida e inmoral intentar negociar. Desgraciadamente para mí últimamente he estado más cerca de este tipo de personas de lo que me hubiera gustado, aunque he tenido la suerte de que en todas las ocasiones he encontrado frente a los criminales a auténticos héroes -que también existen, os lo aseguro- que les han hecho frente a veces incluso con éxito.
Pero claro, por ahora decir que Pakito, Henri Parot o Txapote no son tan malos es un poco difícil aunque todo se andará, así que por el momento la estrategia consiste en mirar para otro lado que no sea el de los matarifes y en decir que Otegi es un hombre de paz o en regalarle una rosa a la Goirizelaia, como si ambos fueran otra cosa que dirigentes de guante blanco de un grupo terrorista (de guante blanco ahora, porque como sabéis Otegi fue miembro de un comando y participó en un secuestro). Y como ya se sabe que no hay peor ciego que el que no quiere ver, pues resulta que hay gente que está dispuesta a creerse estas patrañas y a olvidar las innumerables veces que cualquiera de ellos, al igual que un sinnúmero de miembros de la izquierda abertzale, han llevado en hombros el féretro de algún terrorista o han llamado a los asesinos compañeros en la lucha por la libertad y héroes del pueblo vasco.
Seguro que también hay quien piensa que esto fue así en el pasado, pero que ahora Otegi y los suyos han cambiado. Yo no sé que declaraciones o que actitudes recientes de los abertzales puede llevar a pensar esto, porque las que yo conozco no hacen sino reforzar la certeza de que todos juegan en el mismo equipo, como prueban las amenazas de Joseba Permach cuando dijo que si la cúpula de Batasuna era encarcelada la tregua terminaría.
Sé que a esas personas que creen que ETA y Batasuna no son lo mismo no hay prueba que les haga ver lo que no quieren ver, y que al resto le sobra cualquier testimonio en ese sentido que yo pueda aportar, pero voy a contaros un par de cosas que he presenciado y que ilustran la absoluta vigencia de esa conexión entre la izquierda abertzale y ETA.
Hará cosa de un mes, tras la comparecencia como testigos de Pakito, Txelis, Fiti y compañía en el 18/98 que fue lo último que os conté de ese juicio, le tocó el turno a Eugenio Etxebste Antxon, el histórico dirigente de ETA que fue protagonista de las conversaciones de Argel. A diferencia de los otros este individuo ya está en libertad y llegó y se fue de la sala como el resto de nosotros, caminando tranquilamente por la Casa de Campo, aunque él lo hizo entre bromas y risas junto a la Goirizelaia y al resto de abogados y encausados en el juicio.
Pero lo que quiero contar no es eso, que ya de por sí es significativo, sino algo que sucedió mientras Antxon declaraba. Desde un principio su tono fue muchísimo más chulesco que el de los compañeros de armas que le habían precedido porque él, como digo, ya es un ciudadano libre. Por supuesto no hubo nada parecido al arrepentimiento en sus palabras, ni la más mínima critica a ninguna de las barbaridades que él u otros terroristas hubieran cometido en su larga carrera, sino que Antxon, desde la cátedra de quien está doctorado honoris causa en la universidad del crimen, nos dio una lección de historia, de historia de ETA por supuesto, una lección tendente a demostrar que en realidad desde la escisión de los poli milis los únicos que pertenecen de verdad a ETA son los que llevan pistola, y si alguien no lleva pistola es imposible que sea de ETA.
En eso estaba, contándole a su abogado y a todos nosotros la historia de cómo se decidió que dejaran de pertenecer formalmente a ETA los que no pegaban tiros ni ponían bombas, cuando afirmó que aquella decisión pronto se demostró acertada desde un punto de vista táctico porque –y entonces se volvió a la presidenta del tribunal con media sonrisa para decirle- “a partir de ese momento, y perdone que se lo diga, empezaron nuestros mejores años”
El tono en el que lo dijo no dejaba lugar a dudas: estaba vanagloriándose frente a la sala de todos los crímenes que ETA había cometido desde finales de los 70 en adelante. Fue tan clara la provocación que un murmullo se extendió entre los acusados, sorprendidos tal vez de que su héroe se atreviera a tanto. A mí, que estaba prácticamente solo entre el público, lo que me recorrió el cuerpo fue un escalofrío y busqué entre los acusados a alguno a quien pudiera ver bien para saber qué cara estaba poniendo.
A quien vi fue a José Luis García Mijangos, antiguo responsable económico de KAS en Vizcaya, que sonreía feliz como si su equipo acabara de meter un gol en la final de la Copa de Europa. Tal era su expresión de satisfacción al haber oído a uno de sus amos presumir de sus crímenes en un tribunal de justicia, que al cabo de unos segundos se dio cuenta de que podían verle y quiso comprobar con disimulo si alguien le estaba mirando. Ya digo que la sala estaba casi vacía así que no tardó en darse cuente de que una de las pocas personas que había allí le estaba mirando precisamente a él, razón por la cual borró inmediatamente la sonrisa de su cara y siguió escuchando a Antxón como si la cosa no fuera con él.
No hace falta decir que este individuo, García Mijangos, cuando en su día declaró se tomó cualquier insinuación de que pudiera estar relacionado con ETA como una ofensa personal. Exactamente igual que el resto de los imputados que también acogieron con un murmullo de admiración las palabras del etarra.
La otra cosa, mejor dicho cosas porque son varias, que quiero contaros ocurrieron este martes y miércoles durante el juicio a Txapote y a su compañera Amaia por el asesinato del concejal del PP José Luis Caso. Supongo que la mayoría ya habréis leído algo sobre lo que sucedió en la sala pero si no lo habéis hecho podéis haceros una idea aquí. Yo estuve presente durante toda la vista junto con dos amigas del 18/98 y aparte de nosotros tres, de un montón de periodistas y de otro montón de policías, el resto del público lo componían unos seis u ocho familiares (creo) de los acusados. Por allí no apareció ningún familiar de la victima (cosa rara aunque entendible), nadie del PP (cosa inexplicable e injustificable) ni nadie de la AVT (sin comentarios).
Bueno, corrijo: el segundo día andaba por la Audiencia Nacional Marimar Blanco que no sé si es del PP pero seguro que sí es de la AVT, y bajó un momento para ver la cara del asesino de su hermano Miguel Ángel. Cuando me dijeron que iba a aparecer por allí yo me puse bastante nervioso, porque a mí la presencia de ese comandante de las SS abertzales y de su compañera me estaba revolviendo las tripas, y no quería ni imaginar lo que para ella iba a ser encontrarse cara a cara con alguien que sin duda la visita en sus peores pesadillas. Pero no, se ve que es gente muy curtida y lo soportó con mucha entereza. Eso de pensar que los protagonistas de estas tragedias son de la misma pasta que uno es un error de principiante que no sé cuándo voy a dejar de cometer.
El caso es que aparte de lo que quizás ya sepáis por la prensa, como que uno de los testigos también etarra repitió el numerito de saludar efusivamente a los acusados y luego afirmar bajo juramento que no les conocía de nada (se habían llamado con sus diminutivos delante de todo el mundo), o el hecho de que otra testigo, también en prisión por colaborar con ETA y concejal de Batasuna para más señas, dijera que compartió piso con los acusados pero que nunca vio el arsenal que estos tenían allí (dos revólveres, fusiles de asalto, herramientas de todo tipo, granadas y una buena provisión de explosivos en la despensa), aparte de todo eso yo quería contar una cosa del abogado de los acusados de quien apenas se ha hablado.
Este señor, cuyo nombre ignoro, no hizo una sola pregunta durante toda la vista (quizás eso explica que apenas se haya hablado de él), pero al final pidió la libre absolución de sus defendidos por falta de pruebas, pruebas que como digo no se molestó en cuestionar ante ninguno de los peritos ni de los testigos que allí comparecieron. No contento con eso en su turno de conclusiones empezó a hablar de la situación política y... Allí el juez le paró en seco y con toda la firmeza del mundo le dijo que no le consentía que en esa sala se hablara de política porque eso era un tribunal y allí sólo se hablaba de justicia. Tuve que hacer verdaderos esfuerzos para no aplaudirle.
Pero lo que a mi me pareció más interesante referido a ese abogado es lo que había sucedido el día anterior después de que a media mañana se suspendiera la vista. Mis dos amigas y yo, como aún era temprano, nos fuimos a la Casa de Campo para ver cómo iban las cosas por allí. Apenas llevábamos unos minutos en la sala del 18/98 cuando la puerta volvió a abrirse y apareció el susodicho abogado y se sentó con todo la chulería del mundo entre el público como si estuviera en el salón de su casa. La verdad es que un poco de chulería se le quitó cuando se dio cuenta de que se había sentado justo al lado de esos tres chalados que acababan de verle en acción en la calle Génova, y eso creo que no se lo esperaba. Pero tampoco pareció importarle demasiado y a la salida compartió abrazos y risas con sus colegas abogados.
Lástima no haber tenido una cámara para inmortalizar el momento, ahora que Batasuna adopta un perfil bajo como se dice ahora con respecto a Txapote y su compi (Gara apenas dice nada de ellos salvo que son presos vascos), y más que lo va a adoptar esta semana cuando se les juzgue por el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. No creo que ni Otegi, ni Permach, ni Barrena ni ninguno de esos diga nada del asunto porque claro, llamar en estos momentos compañeros en la lucha por la libertad a esos asesinos de la peor especie y luego reunirse con Patxi López no queda bien. Pero ya les homenajearan cuando llegue el momento, e igual cuando lo hagan Batasuna ya estará en el gobierno vasco con lo cual será un homenaje oficial al que igual hasta se suma Gema Zabaleta o algún otro del PSE, o puede que hasta alguna actriz de renombre. Pero habrá paz que es lo importante.
Otra vez voy a intentar despedirme con algo divertido, porque lo creáis o no en el juicio contra Txapote y señora sucedió algo que nos hizo reír a la prensa, a los policías y a mi sector del público. Los otros no le encontraron la gracia al asunto aunque desde luego la tenía. El protagonista fue el presidente de la sala, el juez Alfonso Guevara, que en los juicios a los que yo he asistido ha estado siempre impecable tanto en su actitud (raro pero impecable) como en las sentencias, aunque me dicen que no siempre ha sido así. Este señor es todo un personaje, no sé si sacado de una novela de Dostoievski o de una película expresionista alemana, lo cual hace que tengan aún más gracia sus salidas humorísticas como esta:
El primer día del juicio estaba declarando como testigo Sebastián Lasa, el etarra que antes mencionaba, cuando el fiscal le preguntó por una declaración que había hecho al ser detenido en la que afirmaba conocer a Geresta, otro etarra. Como respuesta Sebas (así le llamaba Txapote) comenzó a largar una larga perorata en euskera en la que se intuían términos de fácil traducción como torturas, Guardia Civil, etc. La traductora, una señora de respetable edad, nos confirmó lo que ya imaginábamos: el tal Sebas decía que esa declaración era fruto de las torturas que había sufrido a manos de la Guardia Civil, etc.
El fiscal insiste y le dice que días después de esa declaración ante la Guardia Civil realizó otra en presencia de su abogado en la que ratificó que conocía al tal Geresta. Algo desconcertado Sebas dice que no recuerda nada y que esos días estaba muy confuso por las torturas que tal y tal. Armándose de paciencia el fiscal vuelve a la carga y le dice que vale, que puede olvidarse de las declaraciones previas pero que le conteste ahora si conocía a Geresta o no. Sebas, hombre de ideas fijas, vuelve con lo mismo y ya el fiscal desesperado le dice:
-Perdone ¿Usted ha denunciado esas torturas?
-Bai
-¿Y sabe en qué situación procesal está la denuncia?
-Bai
-¿Podría explicárnosla?
Sebas se lo piensa un poco y a falta de algo mejor vuelve a soltar otro rollo lleno de torturas y guardias civiles pero más largo y apresurado que los anteriores. La traductora apenas puede hacer su trabajo porque el otro no para de hablar a toda pastilla, hasta que el juez le interrumpe:
-Vamos, que ha sido archivada ¿no?
Un abrazo
Renault
PS: Para quien no los conozca en la foto de arriba aparecen entre otros el secretario general de Lab Rafael Díaz Usabiaga, el miembro de la mesa nacional de Batasuna Joseba Permach y el etarra Eugenio Etxebeste Antxon
Saludos a todos
Como eslogan este No a la Paz que os propongo cumple con los estándares de infantil rotundidad y extrema simplificación exigibles en estos casos –exactamente igual que el famoso No a la Guerra- pero tiene algunas características que lo diferencian de ese y de otros eslóganes similares. Detrás de un No a la Paz uno no puede esconderse después de haber tranquilizado la conciencia, no sirve como gratuita contraseña para ingresar en el bando de los buenos, y crea una enorme incomodidad en quien lo escucha y no digamos ya en quien lo enuncia (...)
Y lo mejor de todo: No a la Paz es un eslogan casi mágico pues el que pronuncia esas palabras ve ipso facto cumplidos sus deseos de que no le dejen en paz y tiene que explicar inmediatamente qué es lo que quiere decir. Y a eso voy.
Yo creo que a quienes creen que siempre es posible la paz, a quienes la consideran como una especie de diosa a la que todo se debe sacrificar, lo que les ocurre es que no tienen el valor suficiente para aceptar que en la vida hay cosas por las que es preciso luchar. Porque paz puede significar ausencia de guerra, algo desde luego deseable, pero dado que aquí no ha habido ninguna guerra más bien parece que su significado es abandono de la lucha, de la lucha por la verdad y la justicia que es la única lucha que hemos mantenido (excepción hecha del triste episodio de los GAL montado por otro gobierno socialista).
Podría pensarse también que algunas de esas personas que idolatran la paz pecan de ignorancia y desconocen estas verdades de perogrullo, pero yo pienso que la gente es menos tonta de lo que parece y mucho más cobarde de lo que aparenta. ¿Acaso no era el valor más que la información lo que les faltaba a esas democracias de los años treinta que se empeñaban en el No a la Guerra con Hitler? ¿No es cobardía lo que empuja a muchos a pasar por alto injusticias y crímenes cuya existencia conocen perfectamente para preservar la paz política, social o familiar?
No sé, tal vez esa actitud de todo por la paz sea aceptable en las abuelitas que de cara a sus nietos cumplen con el amable papel que al final de sus vidas les toca representar, sabiendo eso sí que ya habrá quien se ocupe de la ingrata tarea de imponer la justicia, pero es una actitud inadmisible en un político, en un gobernante o en un juez (salvo que sea un juez de paz). A todos ellos cabe exigirles el coraje suficiente para asumir que nada garantiza que logremos la paz por mucho empeño que pongamos en conseguirla, porque la paz puede ser como mucho y con suerte la consecuencia del triunfo de la justicia, y aún así siempre será efímera porque vida y paz eterna son términos antónimos.
Pero no son sólo las ansias infinitas de paz las que han hecho que se abandone la lucha por la justicia, sino que en mi opinión cada vez está más claro que estamos bajo los efectos de eso que se llama el miedo a ganar. Tenemos, o teníamos, la victoria judicial al alcance de la mano, victoria que hubiera supuesto mandar a los asesinos y a todos sus cómplices a donde les corresponde, que en cualquier estado de derecho es la cárcel, y eso al parecer da miedo porque una cosa es encarcelar a los directivos de Afinsa, y otra a la cúpula de Batasuna.
Además eso también significaría que los tribunales dejaran definitivamente claro lo que históricamente se ha dicho desde las filas constitucionalistas: que ellos eran los criminales y nosotros los justos, y eso no acabamos de creérnoslo porque aceptar ese papel -el de los justos- supone una responsabilidad que al parecer mucha gente en este país no quiere asumir. Es mucho más cómodo aborregarse en el rebaño de los buenos que militar en las filas de los justos, entre otras cosas porque siendo bueno uno no puede equivocarse pero intentando ser justo sí. Lo mejor según nuestros actuales gobernantes es desdibujar cuanto más mejor la línea que ha separado a unos y a otros a ver si todos cabemos en el redil de la bondad, porque al fin y al cabo nadie es realmente malo, y si no hay verdaderos villanos, ¿qué necesidad hay de comportarse como un héroe?
Me temo sin embargo que la realidad es otra, la cruda realidad es que siempre ha habido y siempre habrá criminales, mala gente con la que es estúpido, suicida e inmoral intentar negociar. Desgraciadamente para mí últimamente he estado más cerca de este tipo de personas de lo que me hubiera gustado, aunque he tenido la suerte de que en todas las ocasiones he encontrado frente a los criminales a auténticos héroes -que también existen, os lo aseguro- que les han hecho frente a veces incluso con éxito.
Pero claro, por ahora decir que Pakito, Henri Parot o Txapote no son tan malos es un poco difícil aunque todo se andará, así que por el momento la estrategia consiste en mirar para otro lado que no sea el de los matarifes y en decir que Otegi es un hombre de paz o en regalarle una rosa a la Goirizelaia, como si ambos fueran otra cosa que dirigentes de guante blanco de un grupo terrorista (de guante blanco ahora, porque como sabéis Otegi fue miembro de un comando y participó en un secuestro). Y como ya se sabe que no hay peor ciego que el que no quiere ver, pues resulta que hay gente que está dispuesta a creerse estas patrañas y a olvidar las innumerables veces que cualquiera de ellos, al igual que un sinnúmero de miembros de la izquierda abertzale, han llevado en hombros el féretro de algún terrorista o han llamado a los asesinos compañeros en la lucha por la libertad y héroes del pueblo vasco.
Seguro que también hay quien piensa que esto fue así en el pasado, pero que ahora Otegi y los suyos han cambiado. Yo no sé que declaraciones o que actitudes recientes de los abertzales puede llevar a pensar esto, porque las que yo conozco no hacen sino reforzar la certeza de que todos juegan en el mismo equipo, como prueban las amenazas de Joseba Permach cuando dijo que si la cúpula de Batasuna era encarcelada la tregua terminaría.
Sé que a esas personas que creen que ETA y Batasuna no son lo mismo no hay prueba que les haga ver lo que no quieren ver, y que al resto le sobra cualquier testimonio en ese sentido que yo pueda aportar, pero voy a contaros un par de cosas que he presenciado y que ilustran la absoluta vigencia de esa conexión entre la izquierda abertzale y ETA.
Hará cosa de un mes, tras la comparecencia como testigos de Pakito, Txelis, Fiti y compañía en el 18/98 que fue lo último que os conté de ese juicio, le tocó el turno a Eugenio Etxebste Antxon, el histórico dirigente de ETA que fue protagonista de las conversaciones de Argel. A diferencia de los otros este individuo ya está en libertad y llegó y se fue de la sala como el resto de nosotros, caminando tranquilamente por la Casa de Campo, aunque él lo hizo entre bromas y risas junto a la Goirizelaia y al resto de abogados y encausados en el juicio.
Pero lo que quiero contar no es eso, que ya de por sí es significativo, sino algo que sucedió mientras Antxon declaraba. Desde un principio su tono fue muchísimo más chulesco que el de los compañeros de armas que le habían precedido porque él, como digo, ya es un ciudadano libre. Por supuesto no hubo nada parecido al arrepentimiento en sus palabras, ni la más mínima critica a ninguna de las barbaridades que él u otros terroristas hubieran cometido en su larga carrera, sino que Antxon, desde la cátedra de quien está doctorado honoris causa en la universidad del crimen, nos dio una lección de historia, de historia de ETA por supuesto, una lección tendente a demostrar que en realidad desde la escisión de los poli milis los únicos que pertenecen de verdad a ETA son los que llevan pistola, y si alguien no lleva pistola es imposible que sea de ETA.
En eso estaba, contándole a su abogado y a todos nosotros la historia de cómo se decidió que dejaran de pertenecer formalmente a ETA los que no pegaban tiros ni ponían bombas, cuando afirmó que aquella decisión pronto se demostró acertada desde un punto de vista táctico porque –y entonces se volvió a la presidenta del tribunal con media sonrisa para decirle- “a partir de ese momento, y perdone que se lo diga, empezaron nuestros mejores años”
El tono en el que lo dijo no dejaba lugar a dudas: estaba vanagloriándose frente a la sala de todos los crímenes que ETA había cometido desde finales de los 70 en adelante. Fue tan clara la provocación que un murmullo se extendió entre los acusados, sorprendidos tal vez de que su héroe se atreviera a tanto. A mí, que estaba prácticamente solo entre el público, lo que me recorrió el cuerpo fue un escalofrío y busqué entre los acusados a alguno a quien pudiera ver bien para saber qué cara estaba poniendo.
A quien vi fue a José Luis García Mijangos, antiguo responsable económico de KAS en Vizcaya, que sonreía feliz como si su equipo acabara de meter un gol en la final de la Copa de Europa. Tal era su expresión de satisfacción al haber oído a uno de sus amos presumir de sus crímenes en un tribunal de justicia, que al cabo de unos segundos se dio cuenta de que podían verle y quiso comprobar con disimulo si alguien le estaba mirando. Ya digo que la sala estaba casi vacía así que no tardó en darse cuente de que una de las pocas personas que había allí le estaba mirando precisamente a él, razón por la cual borró inmediatamente la sonrisa de su cara y siguió escuchando a Antxón como si la cosa no fuera con él.
No hace falta decir que este individuo, García Mijangos, cuando en su día declaró se tomó cualquier insinuación de que pudiera estar relacionado con ETA como una ofensa personal. Exactamente igual que el resto de los imputados que también acogieron con un murmullo de admiración las palabras del etarra.
La otra cosa, mejor dicho cosas porque son varias, que quiero contaros ocurrieron este martes y miércoles durante el juicio a Txapote y a su compañera Amaia por el asesinato del concejal del PP José Luis Caso. Supongo que la mayoría ya habréis leído algo sobre lo que sucedió en la sala pero si no lo habéis hecho podéis haceros una idea aquí. Yo estuve presente durante toda la vista junto con dos amigas del 18/98 y aparte de nosotros tres, de un montón de periodistas y de otro montón de policías, el resto del público lo componían unos seis u ocho familiares (creo) de los acusados. Por allí no apareció ningún familiar de la victima (cosa rara aunque entendible), nadie del PP (cosa inexplicable e injustificable) ni nadie de la AVT (sin comentarios).
Bueno, corrijo: el segundo día andaba por la Audiencia Nacional Marimar Blanco que no sé si es del PP pero seguro que sí es de la AVT, y bajó un momento para ver la cara del asesino de su hermano Miguel Ángel. Cuando me dijeron que iba a aparecer por allí yo me puse bastante nervioso, porque a mí la presencia de ese comandante de las SS abertzales y de su compañera me estaba revolviendo las tripas, y no quería ni imaginar lo que para ella iba a ser encontrarse cara a cara con alguien que sin duda la visita en sus peores pesadillas. Pero no, se ve que es gente muy curtida y lo soportó con mucha entereza. Eso de pensar que los protagonistas de estas tragedias son de la misma pasta que uno es un error de principiante que no sé cuándo voy a dejar de cometer.
El caso es que aparte de lo que quizás ya sepáis por la prensa, como que uno de los testigos también etarra repitió el numerito de saludar efusivamente a los acusados y luego afirmar bajo juramento que no les conocía de nada (se habían llamado con sus diminutivos delante de todo el mundo), o el hecho de que otra testigo, también en prisión por colaborar con ETA y concejal de Batasuna para más señas, dijera que compartió piso con los acusados pero que nunca vio el arsenal que estos tenían allí (dos revólveres, fusiles de asalto, herramientas de todo tipo, granadas y una buena provisión de explosivos en la despensa), aparte de todo eso yo quería contar una cosa del abogado de los acusados de quien apenas se ha hablado.
Este señor, cuyo nombre ignoro, no hizo una sola pregunta durante toda la vista (quizás eso explica que apenas se haya hablado de él), pero al final pidió la libre absolución de sus defendidos por falta de pruebas, pruebas que como digo no se molestó en cuestionar ante ninguno de los peritos ni de los testigos que allí comparecieron. No contento con eso en su turno de conclusiones empezó a hablar de la situación política y... Allí el juez le paró en seco y con toda la firmeza del mundo le dijo que no le consentía que en esa sala se hablara de política porque eso era un tribunal y allí sólo se hablaba de justicia. Tuve que hacer verdaderos esfuerzos para no aplaudirle.
Pero lo que a mi me pareció más interesante referido a ese abogado es lo que había sucedido el día anterior después de que a media mañana se suspendiera la vista. Mis dos amigas y yo, como aún era temprano, nos fuimos a la Casa de Campo para ver cómo iban las cosas por allí. Apenas llevábamos unos minutos en la sala del 18/98 cuando la puerta volvió a abrirse y apareció el susodicho abogado y se sentó con todo la chulería del mundo entre el público como si estuviera en el salón de su casa. La verdad es que un poco de chulería se le quitó cuando se dio cuenta de que se había sentado justo al lado de esos tres chalados que acababan de verle en acción en la calle Génova, y eso creo que no se lo esperaba. Pero tampoco pareció importarle demasiado y a la salida compartió abrazos y risas con sus colegas abogados.
Lástima no haber tenido una cámara para inmortalizar el momento, ahora que Batasuna adopta un perfil bajo como se dice ahora con respecto a Txapote y su compi (Gara apenas dice nada de ellos salvo que son presos vascos), y más que lo va a adoptar esta semana cuando se les juzgue por el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. No creo que ni Otegi, ni Permach, ni Barrena ni ninguno de esos diga nada del asunto porque claro, llamar en estos momentos compañeros en la lucha por la libertad a esos asesinos de la peor especie y luego reunirse con Patxi López no queda bien. Pero ya les homenajearan cuando llegue el momento, e igual cuando lo hagan Batasuna ya estará en el gobierno vasco con lo cual será un homenaje oficial al que igual hasta se suma Gema Zabaleta o algún otro del PSE, o puede que hasta alguna actriz de renombre. Pero habrá paz que es lo importante.
Otra vez voy a intentar despedirme con algo divertido, porque lo creáis o no en el juicio contra Txapote y señora sucedió algo que nos hizo reír a la prensa, a los policías y a mi sector del público. Los otros no le encontraron la gracia al asunto aunque desde luego la tenía. El protagonista fue el presidente de la sala, el juez Alfonso Guevara, que en los juicios a los que yo he asistido ha estado siempre impecable tanto en su actitud (raro pero impecable) como en las sentencias, aunque me dicen que no siempre ha sido así. Este señor es todo un personaje, no sé si sacado de una novela de Dostoievski o de una película expresionista alemana, lo cual hace que tengan aún más gracia sus salidas humorísticas como esta:
El primer día del juicio estaba declarando como testigo Sebastián Lasa, el etarra que antes mencionaba, cuando el fiscal le preguntó por una declaración que había hecho al ser detenido en la que afirmaba conocer a Geresta, otro etarra. Como respuesta Sebas (así le llamaba Txapote) comenzó a largar una larga perorata en euskera en la que se intuían términos de fácil traducción como torturas, Guardia Civil, etc. La traductora, una señora de respetable edad, nos confirmó lo que ya imaginábamos: el tal Sebas decía que esa declaración era fruto de las torturas que había sufrido a manos de la Guardia Civil, etc.
El fiscal insiste y le dice que días después de esa declaración ante la Guardia Civil realizó otra en presencia de su abogado en la que ratificó que conocía al tal Geresta. Algo desconcertado Sebas dice que no recuerda nada y que esos días estaba muy confuso por las torturas que tal y tal. Armándose de paciencia el fiscal vuelve a la carga y le dice que vale, que puede olvidarse de las declaraciones previas pero que le conteste ahora si conocía a Geresta o no. Sebas, hombre de ideas fijas, vuelve con lo mismo y ya el fiscal desesperado le dice:
-Perdone ¿Usted ha denunciado esas torturas?
-Bai
-¿Y sabe en qué situación procesal está la denuncia?
-Bai
-¿Podría explicárnosla?
Sebas se lo piensa un poco y a falta de algo mejor vuelve a soltar otro rollo lleno de torturas y guardias civiles pero más largo y apresurado que los anteriores. La traductora apenas puede hacer su trabajo porque el otro no para de hablar a toda pastilla, hasta que el juez le interrumpe:
-Vamos, que ha sido archivada ¿no?
Un abrazo
Renault
PS: Para quien no los conozca en la foto de arriba aparecen entre otros el secretario general de Lab Rafael Díaz Usabiaga, el miembro de la mesa nacional de Batasuna Joseba Permach y el etarra Eugenio Etxebeste Antxon
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