lunes

Flecos

Madrid 7 de mayo de 2006 (*)

Saludos a todos

Después de varios aplazamientos mañana lunes empieza por fin una nueva etapa en el 18/98, ya que una vez acabada la fase de declaraciones de los imputados comienza el turno de los testigos. Los primeros en desfilar van a ser Juan Manuel Soares Gamboa, Jose Luis Álvarez Santacristina, Francisco Múgica Garmendia, Jose María Arregui Erostarbe, Juan Luis Aguirre Lete y Jesús Arcáuz Arana. Ahí es nada, algo así como el dream team del terrorismo vasco (...)


En principio esta especie de convención trekie/etarra estaba prevista para hace quince días, pero por razones varias se ha ido retrasando hasta mañana día 8, cosa que agradezco ya que hace quince días yo estaba en las Azores y desde allí la Casa de Campo me pillaba un poco a trasmano. Mañana sin embargo podré acudir al juicio y mirar cara a cara a esos estajanovistas del crimen, cosa que por no sé qué extraña razón tengo ganas de hacer, y lo que es más importante: podré estar junto a mis amigos para quienes supongo que estar en semejante compañía no va ser un plato de gusto.

Como digo creo que a partir de mañana se van a escuchar en la sala cosas muy diferentes de las habituales peroratas de los acusados sobre los derechos pisoteados del pueblo vasco, de sus plañideras declaraciones de inocencia, de sus para mí inverosímiles relatos de supuestas torturas, etc. Ahora es cuando en la Audiencia Nacional se va a empezar a hablar de lo que en realidad importa: de los hechos por los que la justicia pide cuentas a los acusados. Y al igual que he hecho hasta ahora seguiré intentando acudir a la Casa de Campo tanto como me sea posible y por supuesto os contaré lo que allí suceda, pero antes de que se produzca este cambio de tercio quiero cerrar la fase que ahora termina volviendo a un par de cuestiones que quedaron pendientes.

La primera hace referencia a algo bastante interesante que sucedió el día 3 de abril. En aquel momento se estaba interrogando a los imputados en el caso de la Fundación Zumalabe, y al llegarle el turno a un individuo llamado José Ramón Anchía apareció en escena un abogado a quien nunca antes habíamos visto por allí, dijo que era el nuevo abogado del señor Anchía y solicitó una suspensión de 15 días porque, según explicó, su defendido había renunciado a su anterior abogado en el último momento y él, como quien dice, acababa de llegar y aún no sabía muy bien de qué iba todo aquello. La cosa me pareció bastante rara, pero lo que terminó de intrigarme fue que el fiscal no puso demasiadas pegas a la suspensión – que de hecho sólo afectaba a un par de jornadas reales pues estaban por medio las vacaciones de semana santa- y prácticamente le regaló a dicho abogado -de nombre Jesús María Amuñategui- el tiempo que pedía para ponerse al día.

Como ya he contado varias veces estas solicitudes de suspensión normalmente no son más que estratagemas de la defensa para retrasar lo más posible el juicio, y por eso la actitud del fiscal me pareció muy sorprendente. Pero todo -o casi todo- tiene una explicación, y esa explicación me llegó poco después de manera indirecta, algo difusa, y de fuentes que no puedo revelar, pero aunque sea a groso modo creo que merece la pena que os cuente qué es lo que al parecer había sucedido.

Resulta que el tal José Ramón Anchía, independientemente de lo que en su día hiciera en la Fundación Zumalabe, lleva tiempo alejado del mundo batasuno y ya desde el momento en el que fue imputado en el 18/98 pretendió llevar su defensa él mismo -es abogado- con la ayuda de un antiguo compañero de facultad – el tal Jesús María Amuñategui- que parece ser no tiene vinculación alguna con el entorno abertzale. Pero claro, uno no se desmarca así como así de la euskomafia y por aquel entonces le “convencieron” de que aceptara a un abogado –una abogada en este caso- que contara con todos los beneplácitos que se requieren en estos casos.

Así quedó la cosa y esa abogada -que si no me equivoco sólo le representaba a él en todo el 18/98- estuvo presente a lo largo del proceso hasta que poco antes de que le llegara su turno el señor Anchía decidió que no, que esa señora no le iba a defender a él, no sé si porque la consideraba incompetente, si porque él quería llevar una línea de defensa diferenciada del resto, o por alguna otra razón que desconozco. El caso es que cuando al acusado se le acercaba el momento de salir a escena despidió a la letrada y llamó de nuevo a su viejo amigo para que acudiera en su ayuda. El fiscal, conocedor de todo esto porque el nuevo abogado pidió reunirse con él y se lo contó, entendió que el aplazamiento no era una estratagema para demorar el juicio y le puso las cosas fáciles. Pasadas esas dos semanas el señor Anchía declaro en el juicio y -él sí- respondió a las preguntas del fiscal, o al menos a buena parte de ellas según tengo entendido porque ese día yo no estaba.

¿Qué os parece la historia? Yo encuentro que se pueden sacar varias conclusiones de ella:

La primera es que la actitud de la fiscalía -y de la presidenta de la sala- es más que razonable con quienes honesta y justificadamente solicitan algo del tribunal, así que eso de la caza de brujas, el tribunal inquisitorial y el juicio sin garantías procesales ha quedado una vez más desmentido.

La segunda es que tanto los acusados en este caso como las organizaciones a las que pertenecían forman un todo, que antes en la calle actuaba de manera coordinada y ahora lo sigue haciendo ante el tribunal. Y quienes marcan toda esa estrategia común en la defensa son esos abogados -Iñigo Iruín, Jone Goirizelaia, Arantza Zulueta, etc- que no sólo son los abogados de Batasuna, sino también los abogados de ETA. Por ello el que intenta salirse de la disciplina de tan militarizado y jerarquizado grupo lo tiene bastante crudo, aunque la razón para romper las prietas filas sea simplemente evitarse la cárcel.

La tercera es que quién sí quiere defenderse en este juicio lo que hace entre otras cosas es responder a las preguntas del fiscal, como haríamos cualquiera si nos acusaran de algo ya fuera cierto o no. Pero lo que hacen normalmente los acusados en este proceso no es defenderse, es impugnar el proceso en sí, a la Audiencia Nacional, a la justicia española y a cualquier ley que no sea la de sus pistolas.

Y la cuarta es que la docena larga –muy larga últimamente- de abogados que hasta ahora defendían a los imputados en este caso obedecen todos las ordenes que les llegan de arriba, o al menos cuentan con el nihil obstat de quienes dirigen el cotarro. Yo antes creía que había un par de abogados que actuaban de forma un poco autónoma, pero ya no lo creo porque una de esas abogadas que yo creía mínimamente independiente es precisamente esa que al parecer le fue impuesta al señor Anchía.

Y ahora viene lo mejor de todo: esa abogada es Amalia Alejandre, la misma que por invitación de la Agrupación Universitaria Carlos Marx participó en aquel acto en la Universidad Carlos III del que ya os hablé, la que aparecía como perteneciente a la Asociación Libre de Abogad@s en el cartel anunciador de esa conferencia sobre la Caza de Brujas en los Movimientos Sociales Vascos... ¿Asociación libre de abogados? ¡Venga ya!

Pero de ese acto y de lo que la señora Alejandre y la señora Lamarca dijeron allí ya hablaré otro día, cuando tenga toda la documentación para hacerlo con el rigor que merece el caso, y eso será muy pronto.


La otra cosa que quería contaros es cuál fue ese cambio en la moda aberzale que como ya os dije se produjo pocos días después del comunicado de alto el fuego de ETA. El día 29 de marzo empecé una carta sobre el asunto pero nunca la acabé porque se cruzaron otros temas más urgentes, pero aquí va lo que entonces escribí:

El lunes por la mañana en la Casa de Campo hubo un cambio en la escenografía batasuna que mi amiga la estudiante sintetizó con la certera frase de Ya es primavera en la Audiencia Nacional. En efecto, el gris de las camisetas de obligada uniformidad que hasta ahora lucían los procesados había sido sustituido por alegres colorines con los que supongo los imputados querían mostrar su felicidad al sentirse ya con un pie en la calle . Y en esas camisetas se leía un nuevo lema que reunía -sin ningún sentido en mi opinión- a Kafka y a Cicerón en una frase que aparecía sobre un dibujo de una silla vacía y que rezaba: Kafka quosque tandem?

Al parecer varios de los procesados en la pieza de la fundación Josemi Zumalabe han escrito un artículo con ese mismo título en el que describen las angustias de un tal Joseph K. (¿y por qué no Joseba K.?) en un proceso que fácilmente se identifica como el 18/98. Se ve que los autores del artículo no confían mucho en el nivel cultural de su público porque al final del mismo han escrito una nota explicativa que reconoce su deuda con el escritor checo. Lo que no explican, y reconozco que a mi también se me escapa, es por qué también han introducido una cita de las Catilinarias, en lugar de poner ese
Quosque tandem? en español, o mejor aún en euskera (igual en euskera hasta cuándo? también se dice quosque tandem? y estoy metiendo la pata).

Durante la mañana uno de los imputados, al que por cierto sólo le faltó ponerse a llorar cuando contestaba a las preguntas de su abogado, repartió entre los periodistas algunos ejemplares de
El proceso porque, según dicen en el artículo citado, la novela de Kafka es un verdadero manual y guía de instrucciones para interpretar el juicio 18/98. Qué queréis que os diga, a mí el que los batasunos regalen libros en lugar de quemarlos como hicieron tantas veces en la librería Lagun (aparte de pegarle un tiro al marido de la copropietaria) y que utilicen el latín en sus lemas me parece un signo más esperanzador que el anuncio de tregua condicionada (condicionada a que hagamos lo que nos exigen) de hace unos días. Se ve que en el fondo no soy ningún apocalíptico sino un optimista irredento, y ya creo ver el día en que los batasunos se animen a imprimir camisetas con alguna sentencia clásica completa, por ejemplo ésta atribuida también a Cicerón: Iustitia est regina virtutis.

De todas formas eso de asociar a Kafka con el tema vasco no es la primera vez que lo escucho. Hace ya unos años uno de vosotros, un pariente mío nacido, criado y residente en el País Vasco y que tiene un envidiable sentido del humor -fino y elegante a la vez que terriblemente mordaz- me contó que le rondaba la cabeza la idea de escribir una versión satírica de otra conocidísima novela de Kafka, cuyo inicio habría de ser así:

Cuando Xabier Arzalluz despertó aquella mañana luego de un agitado sueño, se encontró en su cama convertido en un español...

Prometedor ¿no?. Pues nada, creo que el autor de momento no se anima a cambiar la ingeniería por la literatura, así que habrá que esperar a que se jubile (...)


Hasta ahí llegué y con eso cierro mis crónicas sobre esta parte del proceso, aunque seguro que me he dejado algún otro fleco suelto por ahí, pero no importa ya que -como dice A.T. de sus diarios- esto es una novela en marcha y lo que importa es que avance, aunque sea a trompicones.

A ver qué pasa a partir de mañana (ya hoy).

Un abrazo


Renault


PS. Os dejo este aviso por si alguno se anima, yo desde luego estaré allí:

PRESENTACIÓN EN MADRID DE CIUDADANOS DE CATALUÑA
Teatro Reina Victoria
Carrera de San Jerónimo, 24
Martes 9 de mayo a las 20.00 h.

Participan: Albert Boadella, Francesc de Carreras y Arcadi Espada, con la intervención de Jon Juaristi.


(*) Rectificación:
Al hablar de José Ramón Anchía he cometido un error -más bien un despiste- que quiero corregir. En efecto su nuevo abogado intervino cuando se estaba interrogando a los imputados en la pieza de la Fundación Zumalabe, pero el señor Anchía (o Antxía, no estoy muy seguro de cómo prefiere que se escriba) está en este proceso por haber participado en Xaki, organismo de relaciones internacionales del MLNV. Ya he dicho que lo mío es la precisión y no tengo el menor reparo en corregirme a mí mismo, cosa que haré cuantas veces sea necesario, en especial en este asunto del que ya he dicho que cuento con información algo difusa.
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