miércoles




Copipastillas (1): Sé que lo estabais pensando: este Renault que dice esas cosas del nacionalismo vasco, y sin embargo del nacionalismo catalán (o catalanismo, según sea el carnet que el nacionalista en cuestión lleve en el bolsillo) no dice ni mu, con la que está cayendo. Por eso, porque lo estabais deseando, y yo también, esta primera entrega de las prometidas copipastillas va dedicada a nuestros queridos compatriotas catalanes, es decir, a aquellos catalanes que no tienen ningún interés en dejar de ser españoles, y que están presentando descomunal y nunca vista batalla frente a tanto descomedido malandrín. Creo que lo mínimo que podemos hacer por ellos es escucharles (...)

Este simpático señor que tenemos en primer término de la imagen es Albert Boadella, un tipo valiente y sin complejos donde los haya (y no lo digo por el jersey que lleva en la foto). Aquí aparece sonriente a la entrada de un acto de la plataforma Ciutadans de Catalunya, donde le esperaban unos agradables muchachos que se dedicaban a insultar y rocíar al personal con un spray fétido para luego acusarles de que huelen mal (¿alguno de los psicoanalistas o psiquiatras que me leen podría certificar oficialmente que esta es una estrategia típicamente paranoide?) Por cierto, que el tipo que aparece con el spray en la mano, por lo gallardo y viril de la pose, podría servir de modelo para el futuro monumento al maulet (versión mediterránea del jarraichu) que sin duda levantarán sin mucho tardar en algún lugar prominente de la nación catalana.

Pero a lo que íbamos: Boadella. Hay un artículo de él que me encanta, casi diría que me parece un texto de referencia para entender cómo funciona esto del nacionalismo. Muy en la línea de lo que él suele escribir, está lleno de humor y mala uva, cosa muy lógica en este caso pues lo que cuenta es su propia experiencia con (y contra) el asfixiante nacionalismo que impera en su tierra:


...Ciertamente, es poco agradable pernoctar cada día en un territorio en el que te sientes cada vez más autoexcluido. Cuando no se tienen recursos suficientes para ser emigrante en la Toscana, quizá lo más sensato, sería pedirle asilo a Rodríguez Ibarra o Esperanza Aguirre. Porque de seguir aquí, al margen de la cosa uno debe imponerse terapias de distanciamiento, de oxigenación, de sarcasmo, de mucho vino, de gritos desaforados en la ducha...en fin, es necesario crear una estrategia de choque para no preguntarse constantemente si vale la pena interpretar el ridículo papel de Pepito Grillo... (Enlace)



Ya digo, un texto imprescindible de eso que llaman "literatura de la experiencia" (¿o era poesía?)


P.S.: Para quienes quieran ver más fotos del boicoteado acto de Ciutadans de Catalunya en Gerona os dejo este otro enlace.
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